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¿Lo de Ana Rossi fue lo normal?

¿Lo de Ana Rossi fue lo normal?

Ah, qué alivio dejar atrás el desierto y llegar al oasis Konpartitu. Acechados por el bicho fiera tras meses despoblados de eventos, ya se va viniendo -dicen- la normalidad al mundo musical. Pero alto, no corramos: ¿a qué normalidad volvemos, a qué norma?

Atendiendo al Diccionario de Autoridades, por norma se entiende “La esquadra de que usan los Artifices para arreglar y ajustar los maderos, piedras y otras cosas” (sic). Vista así la norma, se entiende mejor eso que pensamos muchos: que lo de Konpartitu es del todo excepcional. En efecto, tiene algo de misterio y de milagro que un proyecto que aboga por “lo ecléctico, lo dispar y asimétrico” erija un edificio sencillo y hermoso con una clara unidad de sentido. Sólo cabe explicar tan rara arquitectura de una una única manera: Konpartitu la hacen artífices variopintos capaces de tirar líneas y examinar ángulos siempre de modo distinto, fieles siempre a una honda norma, a la misma antigua escuadra, que es instrumento y es lenguaje y es equipo.

El enigma que entraña Konpartitu se hizo manifiesto en el concierto que dio Ana Rossi. Hacer con poco mucho y muy variado y hacerlo, además, de modo exquisito. La Rossi, que sabe de normas musicales, literarias y antropológicas, disfruta en la heterodoxia cubriéndolo todo: tiempos y espacios, lenguajes y silencio. Lo mismo canta paralela que perpendicular, clásicos del ayer, del hoy o del mañana, con cuarteto de cuerda que en dúos, a cappella, amplificada o a pelo. Ana Rossi demuestra en vivo que el buen folklore latinoamericano mana del mismo misterio donde lo dejó Orfeo al juntar notas y palabras, música y poesía, para trascender así hacia ese lugar donde se reúnen los medios y los fines, las partes y el todo, la fuerza del tambor y el deseo de amar y de danza. Llámelo cada uno, según su teología, gracia, belleza o magisterio: la Rossi lo alcanza.

A Ana Rossi, que no se estrenaba en Konpartitu, le habían encargado que incluyera obra nueva en el concierto. Entre perlas bien recreadas del repertorio folklórico latinoamericano la cantautora regaló anticipos de estancias que acabarán formando un disco que saldrá el próximo otoño y que llevará por título “Casa”. Quién sabe si fue por la dimensión doméstica y el espíritu hogareño que alumbra Konpartitu, quién sabe si porque una canta mejor cuanto mejor conoce los rincones y la luz de la obra propia: a mí fueron de las piezas que más me emocionaron. Encontré en ellas el fruto de virtudes que cada día aprecio más: el estudio, el oficio y la humildad.

El formato de los conciertos de Konpartitu es otro acierto. No puede haber concierto si no hay contrapunto ni contienda. Juan Feijóo discutió airado con Theodor W. Adorno sobre la estandarización y poca seriedad de la música popular. ¿Desde cuándo? Quando mai? La Rossi, que tiende siempre a quitarse importancia, robó a Federico Fellini dos pasajes de esta entrevista a fin de explicar mejor su poética musical. A la pregunta de qué era para él el cine el maestro de Rímini contestaba sin presunción que era su vida, es decir, su modus vivendi, además de una coartada para no preocuparse por los marrones de la vida, los impuestos, por ejemplo. Más adelante, medio en broma, muy en serio, Fellini concedía que el auténtico y honesto origen de su actividad creativa residía en el modo de apañarse, de resolver día a día los follones que se le vienen a uno tras someterse a un contrato y haber cobrado un dinero que no quiere devolver.

Ana Rossi se sabe curranta, evita el divismo y parece que, como a Fellini, de la vida le gusta el lío. El otro día se metió en una buena embarcada: cruzó el charco varias veces en chalupa, cantando en español y portugués ante muy pocos. Surcó el tiempo haciendo jarana fina. Dijo pudorosa que esa poquedad de público impone casi más que las masas. Es bien creíble. Creo que todos probamos un vértigo nuevo. Ana abre ventanas. Hubo acercamiento y sin embargo no sabría decir bien dónde estuvimos: ¿en una cocina de sobremesa?, ¿en un estudio de grabación? ¿en un salón de la Metro Goldwyn Mayer? ¿a orillas del lago Ypacaraí? Viajamos, salimos cambiados y ya esperamos el disco. Lo sentimos por Adorno.

PSS: El repertorio para que se hagan una idea.

«Milonga del solitario», Atahualpa Yupanqui

«Lo único que tengo», Víctor Jara

«Calma y amor, amor y calma», Ana Rossi

«El tiempo está después», Fernando Cabrera

«Recuerdos de Ypacaraí», Luis Alberto del Paraná *

«Mi noche triste», tango que cantaba Gardel *

«Décimas al poeta y la noche», José Santucho

«El oficio del camalotal», Ana Rossi

«Tirar y dar», Ana Rossi

«Sambinha agradecido», Ana Rossi

«La nochera», Falú & Dávalos

«La Jardinera», Violeta Parra

«Las naranjas», motivo popular recogido por Violeta Parra intervenido en la última estrofa por A. Rossi

«Sonhos», Peninha

«Dunas», Rosa Passos

«Sirviñaco», Falú Dávalos

«Ainda», Ana Rossi

«Vaivén», Jorge Drexler

«Don de fluir», Jorge Drexler (con Juan)

«Leaozinho», Caetano Veloso (con Juan)

«Dicen que tus manos pican», motivo popular de Salamanca

«Sonquollay», huayno popular peruano

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